Las trampas del cerebro (I) Política y emociones

Las trampas del cerebro (I) Política y emociones

30 de enero de 2022

La función del sistema nervioso es la de generar una respuesta acorde a los estímulos que recibe del entorno. Aquí entran en juego varios procesos neurocognitivos como la atención, la memoria y la motivación que juegan un papel fundamental en la supervivencia.

Gracias a ellos las gacelas pueden detectar y escapar del ataque de los guepardos en la sabana africana y el hombre primitivo pudo sobrevivir a los tigres dientes de sable en la Europa de hace 30 mil años, dejando registros de esas amenazas en símbolos y dibujos tallados o pintados en piedras para alertar a los demás miembros de su especie.

En esto último los humanos nos diferenciamos del resto de los animales. Somos los únicos seres que procesamos emociones inducidas por el lenguaje. Y, como bien explica la doctora en psiquiatría Marian Rojas Estapé, “El 90% de las cosas que nos preocupan, jamás suceden; pero nuestro cuerpo y muestra mente lo viven como algo real”.

Siete son las emociones principales que generan nuestro sistema nervioso: sorpresa, tristeza, desprecio, miedo, ira, alegría y asco. De ellas derivan las emociones secundarias, inducidas por factores culturales: vergüenza, culpa, orgullo, entusiasmo, satisfacción, odio, amor y placer.

Estas emociones son reguladas por las hormonas que genera nuestro organismo como respuesta a los diferentes estímulos externos en un proceso de retroalimentación mutuo. Por ejemplo, el miedo es causado por la producción de grandes cantidades de cortisol en nuestro organismo. La endorfina genera la risa y alegría. La oxitocina facilita la empatía con las personas. La dopamina genera interés y mejora la cognición. Y las serotonina y testosterona regulan la autoestima, la felicidad y la lívido.

El miedo es la emoción mas potente por cuanto tiene relación directa con nuestra supervivencia. Y en el ha puesto sus mayores recursos la política desde tiempos inmemoriales, tanto para usarlo como herramienta electoral contra los adversarios, o como instrumento de dominación de las masas desde el gobierno.

Al inicio de la presente pandemia la mayoría de los gobiernos del mundo insuflaron miedo en sus gobernados a través de los sistemas de comunicación, con el fin de conseguir cambios de sus conductas sociales tendientes a la protección contra la enfermedad del coronavirus: autoaislamiento, distanciamiento social, uso de barbijos, vacunación, etc. sometiendo a la población a vivir bajo altos niveles de estrés.

En un momento de estrés puntual el cortisol actúa como antinflamatorio. Pero cuando el organismo vive constantemente en un estado de estrés crónico, se disocia el sistema inmunológico y se produce el efecto contrario. Entramos en un estado de inflamación permanente que desencadena muchos problemas físicos y psicológicos que entran por el aparato intestinal: gastritis, gastroenteritis, colon irritable, etc.” afirma la doctora Estapé.

Hoy sabemos además que nuestros intestinos son nuestro segundo cerebro, porque están rodeados de una potente red neuronal y tiene un impacto directo lo que pensamos en lo que sentimos en el organismo.

La angustia se siente en las tripas.

Luego de pasar por un profundo estado de estrés dónde tu cuerpo a luchado contra todo esto, te puedes poner triste. Aunque hayas salido triunfal pasas por un estado de tristeza. Muchas depresiones provienen de estados de alerta permanente”, amplia la psiquiatra española autora del libro ‘Cómo hacer que te pasen cosas buenas’.

La depresión muchas veces es la antesala de suicidios y si miramos con atención las estadísticas del último año podemos ver cómo han aumentado en muchas partes del mundo.

Pero el objeto de esta nota no es ese sino analizar el impacto de la salud mental de los electores en las últimas elecciones del año pasado: ¿Pudo el estrés condicionar los resultados electorales?

Desde abril del 2020, nuestra consultora incorporó en los monitores de opinión pública que realizamos mensualmente preguntas orientadas a conocer el estado anímico-emocional del electorado. Así en aquella primera medición en la región patagónica (Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz) recogimos que el 94% de los encuestados consideraba como muy grave la amenaza viral, manifestando, además, 75% de los mismos, sentimientos de preocupación, incertidumbre, ansiedad, miedo, angustia y tristeza.

Causados por la propia amenaza viral como por los efectos sociales y económicos producidos por las diversas cuarentenas, ese sentimiento de alta negatividad social se mantuvo inamovible durante todo el primer año de pandemia y gran parte del segundo, con tendencia a la baja sobre el último trimestre del 2021. Producto del sostenimiento de una política de incentivación el miedo a través de la propaganda oficial y mensajes emitidos por los voceros infectólogos y mediáticos del gobierno, haciendo crónico el estado de estrés de la sociedad. Estrategia que cambió luego de la asunción del jefe de gabinete de ministros, Juan Manzur, tras la derrota en las PASO.

Un estudio publicado en la revista Physiology & Behavior por investigadores de la Universidad de Nebraska–Lincoln en el año 2014 concluyó que la hormona del estrés puede influir en nuestro comportamiento electoral.

El estudio reveló que los participantes que tenían bajos niveles de cortisol eran más propensos a votar, mientras que los que tenían niveles altos de cortisol, lo eran mucho menos.

La política y la participación política son actividades inherentemente estresantes y nuestro estudio confirma la hipótesis de que un nivel alto de cortisol provoca no sólo un cambio en procesos sociales, cognitivos y emocionales, sino también en nuestro comportamiento electoral”, concluyó Jeff French, líder del equipo de investigación.

En otro estudio publicado en la revista Journal of Happiness Studies, investigadores de la Universidad de Baylor concluyeron que la gente satisfecha con su vida se muestra más predispuesta a participar en las elecciones políticas acudiendo a votar que las personas insatisfechas.

En estas elecciones la cantidad de electores mermó en 1.3 millones respecto de la anterior (24.4 millones contra los 25.7 del 2019). Si bien es cierto que en las elecciones legislativas la cantidad total de electores suele ser menor al de las elecciones ejecutivas, lo destacado de este caso es que la cantidad de votantes de la alianza opositora Juntos por el Cambio se mantuvo casi igual al de la elección anterior, mientras que la de la alianza gobernante Frente de Todos cayó rotundamente, perdiendo mas de 3.8 millones de votos con relación al 2019.

Encuestas de octubre del año pasado indicaban que 2 de cada 3 electores autopercibidos del centro ideológico se mostraban altamente insatisfechos con la situación del país. La mayoría de ellos ubicados en el grupo de independientes o “desregulados” (Fara 1999) que no sienten compromisos afectivos por ningún partido político, y que en 2019 votaron por Alberto Fernández como en el ballotage del 2015 lo hicieron por Mauricio Macri.

Ahí podemos encontrar a las personas que optaron no votar, confirmando las hipótesis de los estudios mencionados antes.

Volviendo entonces a la pregunta principal de esta nota, si pudo el estrés condicionar los resultados de las elecciones, cotejando todos estos datos mencionados anteriormente podríamos justificar el resultado final de la elección en las provincias de Río Negro, Neuquén y Santa Cruz donde el gobierno salió tercero; y Chubut donde salió segundo.

Muchas veces escuchamos en los medios a los especialistas políticos basar sus análisis en razonamientos lineales y simplistas como el voto bronca, voto cuota, voto bolsillo, o el voto irracional. Errores que yo considero, y estoy absolutamente persuadido, podemos adjudicar a la forma en que abordan esos análisis basándose en los efectos de los procesos sociales y no en las causas intrínsecas en la mente de los sujetos de investigación.

En PGD consultores emprendimos ese camino auxiliar de investigación considerando que tenemos aún mucho que aprender respecto de los condicionamientos biológicos de las personas que estudiamos.

En la siguiente notas veremos como afectan las otras hormonas a las demás emociones que inciden sobre las conductas electorales de los candidatos y votantes.

Pablo Gustavo Díaz
consultor en marketing político