¿Y a mi, quién me habla?

¿Y a mi, quién me habla?

4 de junio de 2023

“No se puede representar lo que no se entiende y, mucho menos, gobernar a la sociedad que no se comprende”
(Antoni Gutierrez-Rubi)

“El billete de $1.000 comenzó su curso legal el 30 de noviembre del 2017 con un valor nominal de $1.000 y se proyecta que termine este año 2023 con un valor de $56. Es decir, lo que en 2023 compras con $1.000 en noviembre del 2017 lo comprabas con $56”, explicaba el economista Damián Di Pace de la consultora Focus Market en su informe del mes de marzo pasado, dónde aseguraba además que hoy el billete de $1.000 debería valer $10.000 para recuperar el poder adquisitivo de su lanzamiento en noviembre de 2017.

La pérdida del poder adquisitivo en los últimos años ha sido tremenda. En agosto de 2017 el salario promedio de 24.912 pesos argentinos equivalía a 1.424 dólares, al cambio del Contado Con Liquidación (CCL) que se ubicaba en promedio a $17,70. Hoy el salario promedio argentino se ubica en los $260.913 que equivale al mismo tipo de cambio (CCL $479) a 544,70 dólares. Lo que es igual a decir que el salario promedio argentino ha perdido más de la mitad de su valor, el 62% para ser exactos.

El poder adquisitivo tiene un inmenso valor simbólico en la psiquis de las personas, no solo por su relación directa con la adquisición de bienes y servicios, que ya de por si es importantísimo, sino, y fundamentalmente, por el lugar de pertenencia que asigna al individuo en la escala social.

“La clase media en la Argentina es una gran construcción simbólica, un lugar de llegada y de pertenencia. Una fuente de identidad, una aspiración, un sueño, una ilusión, una razón de ser. Una luz en la oscuridad de todos los túneles por los que ha cruzado esta sociedad golpeada y maltratada hasta el hartazgo. La clase media es, sobre todo, una historia”, afirma el economista, Guillermo Oliveto, especialista en consumo, sociedad, y estrategia de marcas y comunicación.

No hace mucho, cuando yo era niño, Argentina era un país que mostraba los más altos índices de existencia de clase media a nivel mundial y en mayor o menor medida todos nos sentíamos pertenecientes a ella. Hoy eso cambió, más del 50% de los argentinos se ubican hacia la base de la pirámide social cayendo en la pobreza. 60% si medimos solo a los niños y adolescentes.

En los últimos dos años no hubo encuesta realizada por PGD Consultores donde las palabras “inflación” y “no llego a fin de mes” no fuera mencionada de manera estruendosa, ocupando los más altos rankings de las listas de principales problemas y preocupaciones de los electores.

La segunda palabra más usada para ejemplificar el otro gran problema que acosa la vida de los argentinos es “miedo”. Miedo a la “inseguridad”, a ser asaltado y perder eso poco que se tiene o se logró adquirir con tanto esfuerzo: un celular, un reloj, una moto, un auto, un par de zapatillas, no importa de qué bien se trate sino del valor de significación que se obtiene al tenerlo.

En un reportaje brindado a un medio porteño en el mes de septiembre del año pasado afirmé que la política “no le estaba brindado propuestas de solución a los problemas que tiene la gente, conectar con eso” (ver video)

Por aquel entonces al gobierno y a la posición cambiemita los ocupaban dos temas de manera casi excluyentes: el ataque y la defensa de la Corte Suprema de Justicia y el atentado contra la vida de la vicepresidenta.

Según el Monitor Digital de Opinión Pública Digital de PGD Consultores correspondiente al mes de septiembre 2022 (ver aquí), lideraba la encuesta presidencial Juntos por el Cambio con el 33%, seguido por el oficialismo FdT con el 26% y tercero aparecían los Libertarios de Milei con el 16%.

“Los principales problemas y preocupaciones de la gente, como la inflación, la seguridad y la pobreza, por ejemplo, siguen sin solución”, afirmábamos en el resumen ejecutivo de aquel estudio.

Solo los libertarios y especialmente su líder Javier Milei, era el único espacio que privilegiaba el tema económico en su narrativa política, motivo por el cual las acuestas de hoy muestran un escenario diferente al de septiembre del 22, de tercios, con el Frente de Todos clavado en el mismo 26% (su núcleo duro y fiel), pero con Juntos por el Cambio perdiendo 9 puntos que ganaron los libertarios de Milei que hoy los emparejan en 24%.

En mi entrevista del video puesto arriba, hacía fuerte hincapié en ese tema: la política no estaba (ni lo está aún) conectando con los problemas de la gente. El único que lo estaba haciendo (y sigue haciéndolo hoy) era y es Javier Milei.

Ni Sergio Massa exponiendo los “acuerdos sectoriales” y mostrando los índices de “crecimiento de la industria”, ni Horacio Rodriguez Larreta proponiendo un “plan integral” sin explicar que cosas integraría ese plan, conectan con la gente tanto como lo hace Milei gritando ¡Dolarización!

Por el contrario, intentando desmitificar el plan del libertario con análisis racionales de balanzas de reservas monetarias en el Banco Central que equilibren la base monetaria existente, solo aportan confusión y desconfianza al electorado que, como lo vengo explicando en el ultimo año, es mas propenso al pensamiento rápido y simple que al lento y analítico que, además de tiempo, necesita de capacidades cognitivas para entenderlo. Ambos recursos muy escasos en la sociedad actual.

“¡Por favor, más pensamiento emocional y menos inercia!” exclama el consultor político español, Antoni Gutierrez-Rubi en su libro Gestionar las Emociones Políticas.

Y explica “porque los marcos mentales están muy preinstalados con una gran capacidad de resistencia a nuestra construcción del pensamiento. Hay que entenderlos para poder establecer una comunicación efectiva. Como los marcos conceptuales previos son muy fuertes, el discurso racional no genera cambio, y el discurso más emocional, más de valores, de gestos o símbolos, es la llave que abre la puerta (…) Hasta que no se conecta, uno no se pone en la piel de los otros”.

Escribo estas líneas ya harto de escuchar y leer a los pseudo-intelectuales de la política hablar mal de Milei como si él fuera el causante de todos los males. Es justamente al revés, él es la consecuencia. Y en la percepción de una gran parte de la ciudadanía, el emergente de los males que causaron los actuales y anteriores gobernantes, como la perdida del poder adquisitivo o el descontrol de la seguridad, por ejemplo, que mencione al principio.

Además, su forma de comunicarse políticamente con los electores es la correcta. Es la que indican todos los manuales de marketing político. Es, como vine mostrando en las citas a Gutierrez-Rubi la forma en que se gestionan las emociones políticas. Su apelación a la “bronca” y a la “ira” producto de la “indignación” es una clara manifestación de la racionalidad estratégica que posee ese al que sus impotentes adversarios y detractores solo se les ocurre tratar de “loco”.

Este spot de Ramiro Marra es una muestra perfecta de esa comunicación política que describo.

 

… Pero los libertarios solo le hablan a los indignados! estarás pensando. Si ¿y a los otros quién le habla?

¿A mi, quién me habla? se pregunta el actual indeciso que también sufre los mismos problemas que los indignados. Juntos por al Cambio no lo hace. El Frente de Todos, menos.

En esto. En todos los hechos y circunstancias expuestas resumidamente en este escrito. Se funda la razón del por qué la foto de hoy sobre la elección presidencial muestra ese escenario de tercios expuesto arriba, con desenlace final impredecible, aún para los expertos que hemos estado atentos desde el principio viendo cómo se desenvolvía esta película.

 

Pablo Gustavo Díaz
Consultor en marketing político